
Una de las ciudades preferidas por los turistas españoles, y la que ha dado su nombre a todo el país. Los orígenes de la ciudad son oscuros, pero se acepta comúnmente que comenzó siendo un campamento militare establecido por Abu Bekr, un gran jefe almorávide, en 1070.Su primo y sucesor, Yusef Ben Tachfin es quien comienza la tarea de convertir el oasis primitivo en una capital digna de su imperio, que se extendía desde el Atlántico hasta Argelia y desde el Sáhara al Ebro. La conquista almohade hizo casi desaparecer las primeras construcciones, que fueron reemplazadas por otras, muchas de las cuales podemos admirar aún hoy.
La enumeración de los lugares y monumentos de Marrakech puede ser interminable. Pero puede darse una idea de su riqueza y variedad mencionando la Plaza de Jemaa el Fna (absolutamente indispensable sumergirse en ella y en el cercano zoco), la Mezquita yel Alminar de la Koutoubia (gemela de la Giralda de Sevilla), la Medersa Ben Yussef, la Menara, el Museo de Dar Si Said, el Jardín del Agdal, las Tumbas de los Saadianos y los Palacios Badi y de la Bahía. Si el viaje coincide con el mes de junio, no puede perderse el Festival Nacional de Folklore que reúne las mejores expresiones de la música, el canto y la danza popular en Marrakech.